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MI PLANTA DE NARANJA LIMA - VASCONCELOS, JOSÉ

 

Libros del Asteroide. Traducido por Carlos Manzano

 

Recomiendo a todos la lectura de este libro de Vasconcelos.

 

José Mauro de Vasconcelos (Bangu, Río de Janeiro, 26 de febrero de 1920 - São Paulo, 24 de julio de 1984) fue un novelista brasileño, autor de obras destacadas como Mi planta de naranja lima, Rosinha, mi canoa y Vamos a calentar el sol.

 

Nació en el barrio carioca de Bangu, de madre indígena y padre portugués. Debido a la pobreza de su familia, de niño se trasladó a vivir con unos tíos en Natal, capital de Río Grande del Norte. Los bruscos cambios y experiencias que sufrió durante su niñez, sirvieron como base temática de Mi planta de naranja lima, su libro más popular.

 

José Mauro de Vasconcelos refleja en sus novelas una gran experiencia de vida, sensibilidad hacia los desposeídos y un profundo amor y respeto por la naturaleza. En ellas está presente la dureza de la niñez en los barrios pobres, los peligros que enfrentan los indígenas en la selva ante la pérdida de su aislamiento y de su hábitat natural, y otros aspectos que el autor trasmite, sin renunciar a los regionalismos, en un lenguaje claro y directo.

 

Con Mi planta de naranja lima (1968) que se proyectó internacionalmente, logrando que esta obra sea una de las más difundidas de la literatura brasileña en todo el mundo. Este libro, en el que rememora su infancia en Bangu, forma parte de una tetralogía autobiográfica no ordenada cronológicamente, integrada por Vamos a calentar el sol (1974), sobre su traslado a Natal; Doidao (1963), sobre su adolescencia; y Las Confesiones De Fray Calabaza (1966), sobre su vida adulta.

 

Se realizaron varias versiones cinematográficas de Mi planta de naranja lima, siendo la dirigida por Aurelio Teixeira en 1970 la primera. Así mismo tres telenovelas sobre el mismo libro: en 1970 para la Rede Tupi, y en 1980 y 1998 para la Rede Bandeirantes. En 2011 se presenta su segunda versión cinematográfica.

 

Un clásico de la novela de aprendizaje latinoamericana que conjugó como ninguna otra la crudeza de la situación social del continente con la ingenuidad, el lirismo y la ternura de la infancia.» Matías Néspolo (El Mundo)

 

«Mi planta de naranja lima es un documento social y un estudio psicológico que suena como una canción y donde hay una realidad intensa y por eso también ternura y amor.» Euclides Marques Andrade

 

De mayor Zezé quiere ser poeta y llevar corbata de lazo, pero de momento es un niño brasileño de cinco años que se abre a la vida. En su casa es un trasto que va de travesura en travesura y no recibe más que reprimendas y tundas; en el colegio es un ángel con el corazón de oro y una imaginación desbordante que tiene encandilada a su maestra. Pero para un niño como él, inteligente y sensible, crecer en una familia pobre no siempre es fácil; cuando está triste, Zezé se refugia en su amigo Minguinho, un arbolito de naranja lima, con quien comparte todos sus secretos, y en el Portugués, dueño del coche más bonito del barrio.

 

Publicada por primera vez en 1968, Mi planta de naranja lima es la emocionante historia de un niño al que la vida hará adulto precozmente. En esta novela, José Mauro de Vasconcelos recreó sus recuerdos de infancia en el barrio carioca de Bangú con un lirismo y una ternura que cautivaron a los lectores desde su aparición y que la han convertido en uno de los libros más leídos de la literatura brasileña contemporánea.

 

Está narrada en primera persona y posee un altísimo nivel autobiográfico.

 

Encabezó la lista de superventas en 1968, año de su primera edición. Posteriormente, fue traducida a 32 idiomas y publicada en 19 países. Ha sido adoptado como texto lectura a nivel de enseñanza primaria.

 

Citas

 

«La casa se fue vistiendo de silencio, como si la muerte tuviese pasos de seda. No hacían ruido. Todo el mundo hablaba en voz baja. Mamá se quedaba casi toda la noche cerca de mí. Pero yo no me olvidaba de él. De sus carcajadas. De su diferente pronunciación. Hasta los gritos de los grillos, allá fuera, imitaban el trac, trac de su barba. No podía dejar de pensar en él. Ahora ya sabía lo que era el dolor. Dolor no de recibir golpes hasta desmayarse. No de cortarse el pie con un pedazo de vidrio y recibir puntos en la farmacia. Dolor era eso que llenaba todo el corazón, con lo que la gente tenía que morirse, sin poder contarle a nadie el secreto. Dolor era lo que me daba esa debilidad en los brazos, en la cabeza, hasta en el deseo de dar vuelta la cabeza en la almohada».

 

Fuente: capítulo VII, «El mangaratiba».

 

 

 

 

 

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