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LA MANO INVISIBLE - ROSA, ISAAC

 

Isaac Rosa, autor de "El vano ayer" (Premio Rómulo Gallegos 2005) y de "El país del miedo" (Premio Fundación José Manuel Lara 2008), nos sorprende la primera semana de septiembre con su última y esperada novela, "La mano invisible".

 

(La mano invisible es una metáfora que expresa en economía la capacidad autorreguladora del libre mercado. Fue acuñada por el filósofo político escocés Adam Smith en su Teoría de los sentimientos morales (1759), y popularizada gracias a su obra magna, La riqueza de las naciones (1776), a pesar de que sólo fue utilizada una vez en este último texto).

 

En las páginas de La mano invisible encontrarán gente que pone ladrillos, monta piezas en cadena, corta carne, cose, friega, carga cajas. Pero no saben con qué finalidad. Sólo una cosa es segura: una mano mueve los hilos y puede convertir su jornada en una pesadilla. Mediante una historia llena de tensión y estupor, Isaac Rosa aborda uno de los grandes temas de nuestro tiempo, el mundo laboral y cómo nuestra percepción del trabajo ha ido cambiando desde dentro, desde el deterioro que sufren cada vez más trabajadores. Siempre innovador, pero preservando una voz inconfundible, Isaac Rosa abre progresivamente un punto de vista que dejará al descubierto su excepcional planteamiento y nuestro admirado asombro.

 

El ojo crítico:

 

El escritor de Sevilla presenta ahora La mano invisible, una novela escrita al calor de la crisis que eleva los trabajos cotidianos a la categoría de espectáculo. Este es el homenaje de Isaac Rosa a esas imprescindibles profesiones que no salen en televisión.

             

En un mundo laboral en el que no importa tanto el trabajador y su esfuerzo como el producto y los beneficios que genera éste, Isaac Rosa se pregunta por qué el asalariado se presta, sin asomo de rebeldía, a la alienación, la humillación y muchas veces la injusticia que supone el trabajo.

 

La mano invisible no es sólo la que, según Adam Smith, mueve los hilos del capitalismo, también la mano de obra es mano invisible, que está detrás de todo aquello que consumimos. Una masa asalariada mueve el mundo, pero no los vemos. Forman el engranaje oculto de una maquinaria que produce y se reproduce sin pausa.El trabajo duro, deshumanizador, repetitivo sigue existiendo, pero su presencia es silenciada en la literatura actual. Isaac Rosa intenta en su novela "La mano invisible" hacer "narrativa del trabajo", intentar comprender el trabajo "desde la cabeza del trabajador".

 

Isaac Rosa: "El trabajo nos arranca de lo que somos y nos obliga a ser otra cosa"

 

  • Isaac Rosa desnuda el mundo laboral para dejar al descubierto su lado más tóxico en su nueva novela 'La mano Invisible' (Seix Barral).

  • El escritor opina que el trabajo es malo y puede ser muy nocivo para algunas personas, ya que "pervierte".

  • PAULA ARENAS. 13.09.2011 - 11.46h

 

Un albañil poniendo ladrillos y destruyendo después la pared construida, una trabajadora de una fábrica haciendo y deshaciendo la misma labor... y un público observando tras un cristal oscuro. Es el punto de partida de La mano invisible, la obra con la que Isaac Rosa ejerce su responsabilidad como creador y saca a la luz la oscuridad del sistema.

 

¿Qué quiere que entendamos? Que todos somos trabajadores observados. Incluso los que tienen las mejores condiciones. El debate que planteo no es por las condiciones, es por el sometimiento, la humillación, la docilidad del trabajador. Tal vez deberíamos pensar en otras formas donde eso pudiera eliminarse.

 

¿Por ejemplo? Deberíamos preguntarnos primero si queremos cambiar. No lo hacemos porque lo hemos aceptado así, te educan para eso: que la identidad te la dará tu trabajo y que hay que dedicarle la vida entera. De lunes a viernes a sufrir y luego el fin de semana para disfrutar. Igual podemos aspirar a otra cosa.

¿Todos los trabajos son malos? En todas las relaciones laborales hay relaciones de poder, un elemento de violencia aunque sea escondido, y de servidumbre y sometimiento. Hemos sido educados para ser ciudadanos disciplinados.

 

¿Ha conseguido saber por qué acabamos anulándonos tanto? No he encontrado todas las respuestas. Me sigue sorprendiendo la naturalización del trabajo y cómo todo alrededor actúa para que trabajemos sin cuestionarlo. Somos conscientes del mal que nos hace el trabajo y en lugar de rebelarnos nos hacemos más dóciles.

 

¿Tal vez tenga que ver con el hastío, el cansancio? Por un lado está la incapacidad de rebelarnos y por otro, que soportamos y convivimos con ese malestar y confiamos en que todo puede mejorar. Antes de la crisis teníamos ciertos beneficios, que a lo mejor compensaban, pero toso eso ahora se tambalea. Es una de las crisis que vivimos: la crisis de los trabajadores.

 

¿Lo que más nos daña? Para algunos trabajadores todo es nocivo. El trabajo nos cansa, nos enfurece, nos enferma, nos arranca de lo que somos y nos obliga a ser otra cosa, nos pervierte. Es un malestar físico, moral y social. Encima parece que hay que dar las gracias por tener trabajo.

 

¿Cambiará el discurso el modo en que eduquemos? Tiene que hacerlo. Debemos replanteárnoslo. Ahora solo queremos trabajar y salvarnos, pero es el momento de hacerlo. Ahora no hay donde apoyar esa ética de "el trabajo que no falte".

 

Hablando de educación, acaba usted de firmar un manifiesto en apoyo a los profesores... Esto que ha pasado es una manifestación más de lo que está ocurriendo. Estamos sufriendo un ataque en toda regla. Y forma parte todo de lo mismo: estamos en medio de una guerra económica y la estamos perdiendo. Lo de los profesores tendrá un efecto grave en la educación y en la sociedad. Hay que plantarse con este tipo de recortes y hay que hacerlo ahora mismo.

 

 

 

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