top of page

LAS VOCES BAJAS - RIVAS, MANUEL

 

Un escritor al que admiro. Me gusta y, además,  ha escrito La lengua de las mariposas, que es un homenaje a mi profesión, maestra.

 

Nacido en A Coruña en 1957, Manuel Rivas es periodista, novelista, ensayista y poeta.

 

Como periodista se ha mantenido siempre comprometido con los problemas sociales y ecológicos. Fue socio fundador de Greenpeace. Su actividad en este sentido adquirió una importancia fundamental con el reciente desastre ecológico provocado por el hundimiento del Prestige.

 

Considerada la voz más sobresaliente de la literatura gallega contemporánea, Manuel Rivas se ha convertido también en una rara excepción dentro del panorama de la literatura mundial.  Por su manejo del lenguaje, su autenticidad, la ternura de sus historias, la profunda resonancia poética de su palabra, sus libros han ido ganando adeptos no sólo en el continente europeo, sino en el americano.  Su obra literaria está escrita originalmente en gallego.  Manuel Rivas ha revolucionado la literatura gallega y ha fundado diversas revistas literarias.

 

El lápiz del carpintero, es otra de sus novelas, llevada al cine.  Dirigida por Antón Reixa,  fue seleccionada para presentarse a los premios Goya de la Academia española de cine.

 

VOCES BAJAS

 

Empezaré diciendo que Las voces bajas no es una novela. Está escrito en forma de relato autobiográfico o diario de experiencias y narra, de una manera casi poética, cómo las vivencias entran en la infancia y la adolescencia así, a hurtadillas, como voces bajas o susurros.  Es como una sucesión de relatos que no tienen que ver unos con otros.  Quizás sí que haya un hilo conductor y se llama María, la hermana del narrador que intuimos o seguro que es el propio Manuel Rivas. María siempre está presente hasta que deja de estarlo, y se adivina que ella es una presencia que marca, que va apuntalando el viaje de Manuel hasta la edad adulta.

 

No debe leerse Las voces bajas como una novela. Si se lee así, a quien le guste el verso en prosa o la prosa recargada de imágenes poéticas, disfrutará de muchos pasajes de Manuel Rivas en su libro, algunos cargados de ironía y otros cargados de melancolía.

 

“Gastón Bachelard definió el mundo pintado por Chagall como un ‘paraíso inquieto’ –escribe Manuel Rivas–. Yo no sabía entonces ni de la filosofía poética de Bachelard ni de la aldea en vilo de Chagall, pero conocí ese lugar de niño y en él crecí. Un paraíso donde los caballos de colores comían espinas, un paraíso duro, con nombre de batalla. Era Castro de Elviña.” En este sitio, una aldea en las afueras de A Coruña, en la ladera del monte, su padre construyó la casa familiar, con el dinero que juntó tras una temporada de trabajo de albañil en La Guaira, Venezuela. Por entonces Rivas tenía cinco o seis años: la colocación de la puerta coincidió con la gran nevada de 1963. Hay, de este sitio, el recuerdo de un murciélago que alguien sacó de un hórreo. Al bicho le pusieron un cigarro en la boca: que pitaba como un adicto, cuenta. Era gracioso ver su torpeza al volar, en la luz, y también eran cómicos los trazos humanos de su cara, su desconcierto. Entonces descubrieron, en la mirada ciega, el pánico. “Los animales ayudan a ver –anota Rivas–. Si hay un volar que ahora me hechiza, con el que me identifico, es el de los murciélagos. Fue un obsequio de la culpa. Esa forma del desarreglo absoluto, los giros imprevistos, la ruptura de perspectivas, el ser visible e invisible a un tiempo. Una ironía total de los sentidos. El presente alucinado.”

 

ELLA, MALDITA ALMA:

 

Ella, maldita alma: Teología de la liberación. Además, elogio a La Regenta. El Cantar de los Cantares. No abandonar la barca a pesar del temporal: Evangelio que significa que no hay que abandonar la Iglesia.

 

Charo A´Rubia: su madre. Recuerda la película: Capitanes intrépidos con Tracy. Ay mi pescadito, deja de llorar. Ay mi pescadito no llores ya más.

 

La barra de pan. A los muertos hay que dejarles ir. No hay que tirar de ellos hacia abajo. Hay que abrir una teja en el tejado. Y que el alma busque su sitio. Yo, una vez, dijo ahora O´Chanel, una vez me comí un alma.

 

A Coruña: en el barrio de Monte Alto, entre la prisión, el cementerio y el faro de Hércules.    

            

El Pórtico de la Gloria. La Costa da Morte. Fisterra. Hasta el confín. Un mar casi siempre embravecido. En realidad, el viento y el oleaje integraban todos los murmullos, voces y gritos en su metódico engranaje musical.

 

 

 

 

 

 

 

bottom of page