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El cazador de estrellas - GÓMEZ, RICARDO

 

A partir de 13 años. 2º y 3º de la ESO.

 

En el campamento saharaui de Smara un niño de doce años pasa el día aburrido en su jaima donde debe permanecer acostado a causa de una enfermedad.

 

Una persona enferma es vulnerable y pasa del ánimo al desaliento,  se puede aprovechar de sus privilegios de enfermo para disfrutar de un mundo cómodo y blando. Y, la lección que de la enfermedad podemos extraer: se puede lo que se quiere, si se quiere con el corazón.

 

Las peores enfermedades son la ambición, la codicia, la locura, el fanatismo... lo mismo para las personas que para los pueblos.

 

El adolescente enfermo cruza su existencia con la de un hombre curtido y sabio, quien le despabila y trasmite deseo de conocer, pasión por el misterio de vivir.

 

Personajes con presencia, alma, dolor y esperanzas.

 

Novela que atrapa y fecunda.

 

Este  es el argumento que utiliza Ricardo Gómez para, además de deleitarnos con realidades comunes a todo ser humano, acercarnos a la penosa situación del pueblo saharaui. Sólo por el tema ya hay una toma de postura a favor de los saharauis.

 

Es una lectura muy agradable porque cuenta la realidad de un pueblo donde se valoran la educación, el respeto, la superación de las dificultades... desde un punto de vista optimista.

 

Citas:

Un saharahui nunca miente.

Distancia enorme entre la libertad y la esclavitud: al pensar en su pueblo se dejó llevar por una sensación de pesar.

Aprovechaba sus privilegios de enfermo para disfrutar de un mundo blando y cómodo, a la medida de sus necesidades.

Ese hombre es una vergüenza para nuestro país (pedir medicinas de las que apenas hay en nuestro hospital).

Sus padres le habían inculcado el respeto a la edad: un joven nunca puede mostrarse insolente o indiscreto al dirigirse a un anciano.

En el hospital, lo malo, más incluso que el dolor, era el ambiente triste y opresivo.

Se puede lo que se quiere, si se quiere con el corazón.

Un campamento en el que existen Escuelas de Mujeres: no pienso pasarme la vida cocinando, limpiando el polvo y criando hijos.

Poder, querer... Sólo las cabras tristes se quedan en el corral. Si el cabrero las obliga a salir, al cabo de unos días harán su vida de cabras.

Pensó en la dureza del mundo y la época que le había tocado vivir. Quizá también los pueblos podrán sobrevivir con dignidad, a pesar de las guerras, la falta de lluvia o las privaciones.

Sobrevivir es nuestra manera de luchar.

Su pueblo debía recuperar el respeto que se adquiere por el conocimiento.

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