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EL PIANISTA DEL GUETO DE VARSOVIA - SZPILMANK, WLADYSLAW

 

La oscarizada película El pianista, de Roman Polanski y Adrien Brody, sacó del olvidó la novela El pianista del gueto de Varsovia, de Wladyslaw Szpilman, testigo privilegiado del sufrimiento y las deportaciones de la población judía en la Polonia ocupada.

 

El libro de carácter autobiográfico fue publicado en Polonia bajo el título Śmierć Miasta (Muerte de una ciudad), y fuertemente censurado por las autoridades comunistas de entonces. El número de ejemplares impresos fue reducido. Las memorias de Szpilman no fueron reimpresas sino 50 años después, en 1998, cuando fueron publicadas en inglés (y muchas otras lenguas). En España el libro se publicó en el año 2000 con el título El pianista del gueto de Varsovia.

 

En 1997 Andrzej Szpilman, hijo de Wladyslaw, prepara la publicación del libro de memorias El Pianista. El pianista se convirtió en un bestseller internacional y fue reconocido como una importante documentación del Holocausto. Fue nombrado libro del año por varios periódicos internacionales (LA Times, Washington Post, The Independent), además de ser traducido a más de 35 idiomas. En noviembre de 2000 su hijo produjo para Radio y TV los conciertos: "Homenaje a Wladyslaw Szpilman" en Varsovia.

 

Szpilman relata en primera persona con un lenguaje directo y conciso, lo que vivió: la abyección humana, el dolor, el hambre, la enfermedad, la humillación y la muerte. Pero en el relato no hay acusaciones o venganzas, sino una simple descripción de increíble fuerza. No es un relato de buenos y malos, ni un libro sobre el gueto de Varsovia. Aparecen las atrocidades cometidas por los alemanes, lituanos y ucranianos, pero también por policías judíos y polacos.

 

Cuenta Andrzej Szpilman (el hijo) que en su niñez encontró en casa un libro que le llamó mucho la atención. Resulta que el nombre de su padre estaba en la portada. Así es, Wladyslaw había escrito su terrible aventura durante la segunda guerra mundial, pero en su nativa Polonia la narración fue considerada políticamente incorrecta -por dejar en entredicho la conducta de ciertos sectores polacos y rusos durante el conflicto- y no se le otorgó la atención debida.

 

La historia

Wladyslaw Szpilman era un músico judío de origen polaco, que trabajaba en la radio de Varsovia cuando todo su mundo se derrumbó con la llegada de la Segunda Guerra Mundial y la invasión a Polonia. Después de que la estación de radio donde estaba trabajando fuera bombardeada, Wladyslaw se enteró de que Francia y Gran Bretaña habían declarado la guerra a Alemania.

 

Dos años después, las condiciones de vida para los judíos en Polonia se han ido deteriorando rápidamente, quedando reducidos sus derechos: tienen limitada la cantidad de dinero por familia, deben llevar los infamens brazaletes con la Estrella de David para ser identificados y, a finales de 1940, son obligados a trasladarse al Gueto de Varsovia. Ahí se enfrentan al hambre y a las persecuciones y humillaciones que los nazis llevan a cabo, además del miedo a la muerte y las torturas que siempre están presentes. Después de un tiempo, todos los judíos son reunidos y deportados al campo de concentración de Treblinka. Szpilman es salvado de ese horrible destino por un policia del gueto judío, antiguo amigo de la familia. Separado de sus familiares, Wladyslaw Szpilman sobrevive, primero en el gueto como esclavo obrero de unidades de reconstrucción alemanas y posteriormente escondido en el exterior del gueto, confiando en la ayuda de amigos que no son judíos y que todavía lo recordaban.

 

Mientras se mantiene escondido, presencia los muchos horrores cometidos por los nazis. Palizas, incendios y matanzas indiscriminadas. Asimismo, presencia el levantamiento de los judíos del Gueto en 1943. En poco tiempo los alemanes entrarían por la fuerza al gueto eliminando a casi todos los rebeldes que quedaban.Pasado un año, la vida en Varsovia se ha deteriorado más todavía. La resistencia polaca organiza otro levantamiento contra la ocupación alemana, que nuevamente falla. Como consecuencia, Varsovia queda virtualmente deshabitada y, en más de una ocasión, Szpilman está al borde de la muerte debido a las enfermedades y la desnutrición. En desesperanzadoras búsquedas por algo que comer en las ruinas de las casas bombardeadas de lo que alguna vez fue la ciudad de Varsovia, Szpilman se encuentra con un oficial alemán, el Capitán Wilm Hosenfeld, que al instante se da cuenta de que Szpilman es judío. Esconde a Spilzman en un edificio ocupado por las fuerzas alemanas en franca retirada, lo alimenta y le proporciona unos abrigos.

 

Lo más valioso del testimonio de Szpilman es que fue escrito inmediatamente después de sucedidos los hechos, como si el autor tuviera la necesidad de conjurar su dolor a través de la escritura.

 

Quizá la Lista de Schindler nos mostró el horror del exterminio, pero El Pianista nos dejó claro lo absurdo, irracional e inmoral que fue aquel capítulo de la historia humana.

 

La represión contra los judíos de Varsovia fue un proceso gradual, parecido al que ya se había producido en la propia Alemania. Los nuevos amos fueron imponiendo restricciones en su vida mediante decretos cada vez más severos.

 

Uno de los puntos más dolorosos tratados en El pianista del gueto de Varsovia es la colaboración del Consejo judío, a través de su propia policía, en la deportación de la población del gueto hacia un destino que en la mayoría de los casos significaba la muerte. Sus miembros colaboraban, aún a sabiendas de que su destino futuro sería parecido, con tal de vivir un poco más en unas condiciones soportables. Pero, en cualquier caso, no podían competir en crueldad con los amos alemanes.

 

Ya casi al final, Szpilman conoció a otro personaje que no encajaba en la cruda realidad de la guerra: el oficial alemán Wilm Hosenfeld, que lo ocultó dentro del edificio del cuartel general alemán y le proporcionó víveres cuando su cuerpo estaba al límite de su resistencia. El pianista no tuvo oportunidad de ayudar a su benefactor cuando éste fue capturado, ya que desapareció en uno de los inmensos campos de prisioneros en la Unión Soviética.

 

En el año 2002, Roman Polanski dirigió una película basada en las memorias de Szpilman, logrando una pequeña obra de arte cinematográfica repleta de imágenes estremecedoras. Adrien Brody fue el actor encargado de dar vida a Szpilman, logrando quizá la mejor interpretación de su carrera. En El pianista, el gueto de Varsovia es retratado como una pequeña sucursal del infierno por cuyas calles pasean miles de futuros mártires. Acreedora de numerosos premios, la obra de Polanski contribuyó decisivamente a que la historia de Szpilman fuera conocida en todo el mundo. Una historia de supervivencia en las condiciones más horribles, que constituye uno de los mejores testimonios que se han escrito contra los totalitarismos. 

 

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