WET MOON - CAMPBELL, ROSS
PASEOS LÁNGUIDOS
Wet Moon es la historia de Cleo, una chica neurótica, tímida e insegura. Está a régimen (que se salta a menudo, cuando se angustia), lleva piercings y va vestida de negro, como el grupo de amigas con las que va a la universidad. Amistad, romance, sexo, rechazo, traición, gatos, culpabilidad, angustia adolescente, asesinato, amor prohibido… Son sólo algunos de los ingredientes que nos depara esta nueva serie de Ross Campbell, autor nominado a Reconocimiento Especial Eisner 2007.
Lo de gótico, no es una descripción al azar. Las juventudes que se asoman a este comic indie, son premeditadamente góticas, raras, pesimistas en su mayoría y llenas de dudas. Inseguridades en principio vacuas pero por las que todos/as hemos pasado en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, en el ambiente gótico, todo se magnifica. La rebeldía inherente de la juventud aquí se transforma en momentos de duda existencial, desplantes sin ton ni son, actitudes desprovistas de ilusión y una sombra de tristeza abismal profundísima.
Cleo es una chica regordeta que acaba de salir espitada del hogar que comparte con su hermanastra a un piso compartido con otras dos chicas de su estilo. A partir de ahí, la historia parece ser una simple historia de cómo las chicas se mienten unas a otras, cómo las inseguridades que mentaba más arriba afloran a cada segundo. Lo ruin que puede ser la vida sin nada a lo que atarse.
Aunque muchas mentes prejuiciosas opinan que el cómic es cosa de niños y adolescentes, las obras del noveno arte que reflejen la complejidad del mundo interior de ambas etapas vitales pueden contarse con los dedos de una mano; quizá sea porque no hay autores que realicen su obra cuando cuentan con esa misma edad, y después cuando ya son adultos esos años les quedan muy lejos como para volver a preocuparse por las cuitas propias de la etapa del despertar hormonal y el acné.
Si hasta ahora era Ghost World la obra que mejor reflejaba las dudas más o menos existenciales que hacen de la adolescencia un territorio tan cenagoso, a Daniel Clowes le ha salido un duro competidor: Ross Campbell, de cuya obra Wet Moon Norma Editorial acaba de publicar el primer volumen recopilatorio.
Aunque presenta una cierta coralidad, la obra cuenta con una protagonista bien definida: Cleo, una adolescente que empieza su primer año en la universidad, y cuya apariencia responde a la de la tribu urbana de los góticos: maquillaje oscuro, piercings varios, etc. Alrededor de ella se mueve un gran grupo de personajes, la mayoría pertenecientes a su misma corriente estética.
Campbell se toma su tiempo tanto en presentar a los personajes como los ambientes (la universidad, el colegio mayor, los pubs) por los que estos se mueven, aunque tiene el acierto de arrancar su obra con la conseguida sensación de hacerlo in medias res, lo cual le da una credibilidad, una sensación de realidad, tan agradable como pertinente.Y poco más sucede en este volumen, más allá de reflejar la angustia adolescente de sus protagonistas, si bien empieza a adivinarse una cierta intriga respecto de un personaje, una joven gótica silenciosa y automutilada, que recuerda a la inquietante obra de Charles Burns.
En cuanto al estilo gráfico del autor, señalar que su trabajo, detallista sin resultar cargante, es magnífico: los rostros de sus personajes son de gran expresividad, así como verosímiles resultan los escenarios en los que se desarrolla su vida cotidiana. Al respecto, vale la pena prestar atención a las referencias culturales (libros, discos, figuras...) que pueblan las habitaciones de los personajes, y que ayudan a definirlos ante todo lector más o menos especializado.
De esta forma, este "Paseos lánguidos" con el que arranca Wet Moon nos hace esperar con ansiedad futuras entregas (en Estados Unidos acaba de publicarse el tercer volumen recopilatorio) de la obra, un slice of life adolescente que ofrece una mirada no demasiado complaciente de una etapa breve (en cuanto a espacio temporal) pero de vital importancia (según cómo afecta al desarrollo posterior) de nuestras vidas.
