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LA MUJER DE GILLES - BOURDOUXHE, MADELEINE.

 

EDITORIAL: GALLIMARD

 

BIOGRAFÍA

Nace en Lieja en 1906 y estudia Filosofía en la Universidad Libre de Bruselas. En 1927 se casa con el matemático Jacques Muller. Comprometida con los ambientes progresistas de esos años, en 1936 conoce a Víctor Sergue con quien comparte una gran amistad. El año anterior ya había entregado a Gallimard su primera novela, Vacances. A ésta le siguen La Femme de Gilles (1937); A la recherche de Marie (1943); Sous le Pont Mirabeau (1944); Les Jours de la Femme Louise (1954) y Les Temps passés (1956).En 1964 la nombran secretaria perpetua de la Academia Libre de Bélgica. Desde su puesto se esfuerza en defender la libertad de creación e interviene decididamente en favor de Jo Dekmine y de Hugo Claus, amenazados por la censura política del Gobierno belga.

 

M. Bourdouxhe (1906-1996), escribe esta novela en 1930. En principio tuvo éxito de crítica. Fue editada por Gallimard, una de las editoriales de más renombre en Francia.

 

Después, con el desastre de la guerra cae en el olvido, y, aunque sigue escribiendo, no tiene éxito.

 

Años más tarde Simone de Beauvoir cita su obra como ejemplo de quien sueña una fusión amorosa, mientras el hombre impone la separación y el dominio.

 

En 1985 sale una nueva reedición.

 

LA MUJER DE GILLES

 

La mujer de Gilles es Élisa. Una joven cándida que no vive más que para su marido. Su única fuente de preocupación y de satisfacción es asegurar su bienestar.

 

Gilles se enamora de Victorine, hermana de Élisa. Su relación con ella hace sufrir enormemente a Élisa, pero decide aguantar en siliencio y esperar a que se le pase. Se ofrecerá, incluso, a ser su confidente cuando Gilles deja de interesar a su hermana.

 

Podría parecer una tragedia contidiana, una historia banal de una mujer engañada. Pero no es así. Porque la protagonista es una mujer inolvidable, una mujer que ama con una energía inaudita en su simplecidad, en la misma desnudez. No es la sumisión el componente mayor de su pasión. En la sumisión hay algo vil a lo que esta mujer escapa totalmente. No porque sea exclusivo, porque se contenga en un solo horizonte, el amor de Élisa se inscribe en una relación de dominado a dominante. Trasciende la sumisión como trasciende los celos. Ahí reside precisamente, la riqueza y la complejidad de esta novela.

 

Los críticos literarios ven, incluso, una isotopía cristiana:

 

  • “Oh, mi amor, por qué me has abandonado?

  • Elisa ha llegado al final del calvario.

  • Los dolores pasados le parecen demasiado pesados y la espalda demasiado débil”.

  • Sube lentamente los peldaños de la escalera.

  • …acaba apasionadamente. Con Pasión.

  • La vecina Marta. Cercana a Élisa y siempre dispuesta.

  • En su vida terrestre se siente impotente para repoblar ese corazón vacío y lo hace con ese sacrificio. El amor resucita gracias a las palabras de Marta.

  • El calvario de Élisa podría ser el de una mujer que acepta el destino de Cristo para que el amor resucite gracias a las palabras de Marta. Gilles es el “hombre de Élisa”, lo inverso al estado de alienación de “la mujer de Gilles”.

 

 

Documentación

 

 

M. Bourdouxhe  tiene el arte de decir lo esencial a través de textos cortos y densos.

 

Próxima a sus personajes, que tienen entre ellos aires parecidos, M. B. los muestra en su complejidad y sus contradicciones. Todos giran alrededor del amor como alrededor de un espejo fascinante, atractivo y peligroso. Este amor carnal,  frecuentado con una nostalgia irremediable  en espera de una plenitud que escaparía a todo debilitamiento, a toda corrupción.

 

Tocadas de absolutismo, las heroínas  de la tragedia cotidiana  buscan voluntariamente en la muerte la satisfacción de una aspiración desmesurada. Herederas de Platón, de los místicos, de los Románticos alemanes, de los héroes de Macterlinck, tanto como de los surrealistas, no pueden llenarse de un universo que no sería más que material. Su imaginario muy rico, muy activo, les da acceso a un mundo invisible.

 

De ahí, sin duda, el esfuerzo que requiere del lector para descifrar una historia obscuramente contada de conductas y de atmósferas extrañas, sorprendentes, pero justas. Como el autor, el lector recibe unos datos que es necesario desplegar sin hacerse nunca ilusión: lo esencial se le escurrirá entre los dedos, si lo crispa.

 

Hay una forma de entrar en religión bourdouchiana, de dejarse coger por los retos de una escritura extremadamente sensual. Las repeticiones, las analogías de sonidos y de sentidos comunican una musicalidad, un ritmo inalienables. Pinturas de atmósferas, los relatos se despliegan como los fragmentos coloreados forman una vitrina en el centro de la cual se expanden caras femeninas emocionantes, misteriosas y trágicas.

 

Intemporal o moderna, la escritura de M. B.? incluso si ha intentado desmarcarse del feminismo, ha permitido poner luz en lo que tiene de específico la visión femenina del amor y sobre todo la sexualidad más difusa de las mujeres. No nos extrañemos si La femme de Gilles tanto como las otras novelas han sido republicadas en 1989 en una casa de edición feminista: The Women´s Press.

 

 

 

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