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2666 - BOLAÑO, ROBERTO

 

 

Roberto Bolaño Ávalos (Santiago, 28 de abril de 1953 – Barcelona, 15 de julio de 2003 ) fue un escritor y poeta chileno, cuya novela Los detectives salvajes ganó los premios Herralde 1998 y Rómulo Gallegos 1999.

 

Después de su muerte Bolaño se ha convertido en uno de los escritores más influyentes en lengua española, como lo demuestran las numerosas publicaciones consagradas a su obra y el hecho de que tres novelas —además de la ya citada Los detectives salvajes, 2666 y la breve Estrella distante— figuren en los 15 primeros lugares de la lista confeccionada en 2007 por 81 escritores y críticos latinoamericanos y españoles con los mejores 100 libros en lengua castellana de los últimos 25 años.

 

 

Emigró a España, concretamente a Cataluña, donde ya vivía su madre. Allí desempeñó diversos oficios, como vendimiador en verano, vigilante nocturno de un cámping en Castelldefels o vendedor en un almacén de barrio, para más tarde dedicarse por completo a la literatura. Finalmente se instala en Blanes.

 

 

En 1982 se casa con Carolina López, catalana que trabaja en los servicios sociales, con quien tiene un hijo y una hija: Lautaro y Alexandra.

 

 

En 2004, un año después de su muerte, Bolaño obtuvo el Premio Salambó a la mejor novela escrita en español, por 2666. El jurado destacó el nivel y diversidad de los cinco finalistas, todos ellos "libros nobles, respetables y muy notables", considerando, sin embargo, a éste "el resumen de una obra de mucho peso, donde se decanta lo mejor de la narrativa de Roberto Bolaño (...) que supone un gran riesgo y lleva al extremo el lenguaje literario de su autor".

 

 

Bolaño falleció el martes 15 de julio de 2003 en el hospital Valle de Hebrón de Barcelona, tras pasar diez días en coma como consecuencia de una insuficiencia hepática. Dejó inconclusa la novela 2666, en la que llevó al extremo su capacidad fabuladora, esta vez en torno a un personaje, Benno von Archimboldi, mediante el que retoma la figura del escritor desaparecido.

 

 

Tras su muerte, la obra de Bolaño ha conocido una mayor difusión en el mundo de habla hispana, pero también en Francia y Estados Unidos, donde estuvo en la lista de los 10 mejores libros del año de algunos de los más prestigiosos medios, como el The New Yorker, Slate y Bookforum.

 

 

La novela está encabezada por un epígrafe:

 

"Un oasis de horror en medio de un desierto de aburrimiento". Charles Baudelaire

 

Según el escritor chileno, para escapar del aburrimiento lo único que tenemos a mano es el mal.

 

 

Las cinco partes de 2666 más que unidas por situaciones, personajes y estrategias de la narración, están conectadas por el mismo abismo, esa inmensa sensación de vacío que los personajes y las voces de Bolaño crean con suma maestría, y la cual se resume en un espacio literario, pero sobrecargado de realidad: Santa Teresa.

 

 

La parte de los críticos

Narra la historia de cuatro profesores de literatura, expertos en la obra del escritor alemán Benno von Archimboldi.

 

 

La parte de Amalfitano

El protagonista principal de esta parte es Óscar Amalfitano, profesor de filosofía de origen chileno. La novela se centra en su vida cotidiana y se puede apreciar lo cerca que se encuentra el profesor de la locura.

 

La parte de Fate

Fate, cuyo nombre real es Quincy Williams, es un periodista afroamericano procedente de Nueva York y que escribe en una publicación de Harlem dirigida a gente de raza negra, que trata sobre temas político sociales, hasta que la muerte inesperada de un compañero le conduce a cubrir un combate de boxeo en Santa Teresa. Al llegar a la ciudad, conoce a un periodista, Chucho Flores, que le informa sobre los asesinatos de mujeres.

 

La parte de los crímenes

Manifestación de familiares de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez. Esta parte constituye un acercamiento al eje conductor de toda la novela, los horribles crímenes que asolan a Santa Teresa.

 

La parte de Archimboldi

En esta parte se relata la vida del misterioso autor alemán Benno von Archimboldi, cuyo nombre real es Hans Reiter. En 1939 le reclutan en el ejército alemán para combatir durante la Segunda Guerra Mundial. La envergadura de Archimboldi le convierte en un blanco fácil para los soldados polacos, pero el alemán transmite algo que sus superiores no saben explicar, que impide que ninguna bala le acierte. Después destinan a Archimboldi a la Unión Soviética y resulta herido cerca de Sebastopol. Le destinan a Ucrania para que se recupere de sus heridas y allí encuentra un manuscrito escondido en la chimenea de la casa donde vive. Al poco las tropas alemanas comienzan la retirada. Archimboldi consigue una máquina de escribir y comienza a crear su primera novela, adoptando como seudónimo el primer nombre que le viene a la cabeza, Benno von Archimboldi. Empieza a residir en Venecia siendo ya un escritor de cierto éxito. Llegados a este punto empieza la narración de Lotte, la hermana de Archimboldi.

 

Narración de Lotte

En esta parte se narran las vivencias de Lotte. Se cuenta cómo desde pequeña sentía veneración por su hermano mayor, Hans, del que deja de tener noticias durante la guerra. Pasan los años, Lotte se casa con un mecánico, Werner, y tienen un hijo, Klaus Haas. Cuando Klaus crece resulta ser un joven conflictivo y acaba emigrando a los Estados Unidos. Al poco de llegar allí, sus padres dejan de tener noticias de él. A los años, Lotte enviuda y en 1995 recibe un telegrama que le comunica que su hijo Klaus se encuentra preso en Santa Teresa, acusado de los asesinatos de mujeres. Lotte decide viajar a México para ver a su hijo y hacerse cargo de los gastos de la defensa. En el año 2000, cuando va a volver a viajar a México, compra una novela en el aeropuerto, El rey de la selva, escrita por Benno von Archimboldi, y se da cuenta de que el libro narra historias de su niñez y que la única persona que podría haber escrito algo así era su hermano Hans. Cuando Lotte regresa a su país recibe la visita de su hermano. Después de hablar varias horas, Archimboldi comienza los preparativos para viajar a México para encargarse del caso de su sobrino.

Al final de la parte está el giro argumental, que enlaza esta historia con la de los crímenes de Santa Teresa.

 

 

Crítica

La novela recibió una gran acogida por parte de los lectores y de la crítica. Poco tiempo después de su lanzamiento, escribía Rodrigo Fresán:

 

La lectura de 2666 —partiendo desde “La primera vez que Jean-Claude Pelletier leyó a Benno von Archimboldi fue en la Navidad de 1980…” hasta cerrar, 1.119 páginas después, con “Poco después salió del parque y a la mañana siguiente se marchó a México”— es una de esas raras, exquisitas y asombrosas experiencias que muy de tanto en tanto nos ofrece la literatura.

 

Al concedérsele el National Book Critics Circle Award, Marcela Valdés, miembro del Círculo Nacional de Críticos Literarios estadounidenses comparó 2666 con Moby-Dick y con Meridiano de sangre en cuanto al análisis del mal que contienen dichas obras. El editor de Bolaño, Jorge Herralde, considera que la obra forma parte de un grupo de novelas inacabadas inmortales, junto a El proceso, El castillo, En busca del tiempo perdido, El hombre sin atributos o Bouvard y Pécuchet.

 

La novela también ha recibido alguna crítica negativa. Camilo Marks considera que hubiera sido mejor publicar el relato en cinco volúmenes, como era el deseo del escritor. Define la novela como un «mastodonte de mil doscientas páginas», resultando muchas de ellas «superfluas, prescindibles, sobrecargadas de información innecesaria, en suma, agotadoras hasta para los fanáticos de las novelas largas».

 

En conjunto es una novela irregular, pero que se mantiene en un buen nivel de calidad. Su misma desmesura y ambición son ya motivo de alabanza. La manera como está escrita, como un puzzle de historias, permite u obliga al lector a ir atando cabos. No alcanza la categoría de obra maestra, pero está bien. Una novela sobre la literatura y la realidad, a la que parece faltarle algo.

 

Y sin embargo 2666 es sobre todo un vasto proyecto narrativo que nos presenta, además del misterio del título, a un narrador sospechosamente omnisciente. En realidad él es el mayor misterio de la novela: ¿quién narra? Su voz, a ratos, adquiere un falso acento peninsular, que causa la impresión de estar leyendo una mala traducción española, pero es sólo un guiño, un desconcierto. El narrador, como Archimboldi, es un fantasma (¿Arturo Belano?), quizá un sobreviviente de un desolado mundo (tal vez el mundo de 2666). Pero es esa escritura extraña, enigmática, la que nos atrae, la que nos hace reparar de nuevo en esta novela para continuar leyendo y, así, prolongar el aliento narrativo de su autor, a quien seguiremos descubriendo en cada lectura. La última obra de Bolaño está aún por llegar.

 

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