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SMS - ALDAYA, DANIEL

 

La poesía sintética

 

Cristina Ganuza • 24/05/2008 • Área: Creadores

 

Daniel Aldaya Marín ha sido padr 3 vecs. Xa él, sus libros sn cm sus hijos. N podría dcantars x ninguno d ls 3 y, d momnto, tp pued dedicars xclusivamnt a ellos. Dice, citando a otro poeta, q el trabajo le da d comer y la poesía d vivir. Trabaja cm consrje y s pamplonés. Tiene 30 años, s poeta y ha innovado en el modo de scribir y comunicars cn sus lectors.

 

 

La poesía es para Aldaya una manera de descubrirse, explicarse quién es y comunicarse, pero el motivo de sentarse delante del papel es casi siempre una terapia: desahogarse y cerrar una herida abierta que tiene que sanar. Escribe sobre un ‘chispazo’, algo que le despierta de la rutina y le conmueve. Ese ‘chispazo’ se refleja también en sus ojos marrones cuando habla, muy vivos, que siguen el ritmo de sus palabras.

 

El proceso de creación

Como si se tratase de una especie de brujo asegura que, sin saber cómo, unas horas antes de crear versos sabe que tiene una disposición hacia la escritura. Una vez escrito, el poema tiene que ser pulido como un bloque de piedra. Ésta es la fase que le quita más horas de sueño, ya que la considera más importante. “El autor debe trabajar de tal manera que no obligue al lector a trabajar, sólo que trabaje su imaginación, que haga su propia lectura y saque sus conclusiones”, dice exigente consigo mismo.

 

Y, ya pulido, pretende que el lector se reconozca en la herida curada, que ya es “menos herida”, y comparta su dolor. Ahí es donde Aldaya se encuentra con sus lectores. Considera que antes de la publicación de las obras no debe dejarse influenciar por ellos, porque “el momento de la escritura es un momento íntimo”; es el momento de “ser fiel a uno mismo”.

 

Vida y literatura

Aldaya muestra sin tapujos un sentimiento de total honestidad frente a lo que escribe. Se desnuda ante sus lectores y se expresa desde que tenía unos 7 años. “No difiere mucho lo que eres de lo que escribes”, apunta. “Vida y literatura van de la mano. Te expones tú porque eres tú el que escribes”.

 

No del todo satisfecho con las definiciones de poesía que encuentra en los diccionarios propone la suya: “una mirada“. Sus poemas reflejan su mirada hacia el mundo, que comparte con los lectores.

 

Parece difícil, pero asegura que “se puede transmitir todo”. Él lo hace intentando rellenar los espacios entre palabras de optimismo y con un toque de humor que le caracteriza -siempre sonriente- a veces teñido de cierta amargura. Y es que, normalmente, su estado de ánimo al coger la pluma es de melancolía.

 

Quizá donde más se aprecia ese estado de ánimo es en Poema York, su último ‘hijo’, nacido a finales de 2006 y en el que el dolor cobra todo el protagonismo. En esa ciudad de poemas, comparten páginas la caída del Imperio Romano y la del World Trade Centre. Un libro fruto de la somatización de la desesperación de miles de personas, víctimas de la tragedia del 11S.

 

Defensor a ultranza de las bibliotecas públicas, donde le gusta investigar y buscar libros descatalogados, su relación con los libros es especial, porque se “encuentra con ellos”: “Él me mira y yo le miro”, dice sonriendo.

 

En su primer trabajo, Inventario de Panes y Peces (Ediciones Fecit, 2003), acerca a nuestros días las historias recogidas en la Biblia. Lo escribió cuando tenía entre 20 y 25 años y es del que menos habla, no porque le quiera menos; quizá porque fue el primero o porque el segundo es el hijo rompedor, atractivo y arriesgado.

 

 

SMS: Lo máximo en la mínima expresión

SMS (Editorial Calambur, 2007) contradice en cierta manera a su autor cuando dice que se considera una persona realista. Con este libro se lanzó a una aventura creando un arriesgado juego literario como es utilizar el lenguaje de los teléfonos móviles para hacer poesía, porque “también es poesía”. “Me decía ‘Estoy loco’, pero tuve la intuición de que era algo que se iba a adherir a nuestra vida y no era una moda pasajera”.

 

Es otro ejemplo de su afán por comunicarse con el lector. Esta vez, una obra “que la entienda todo el mundo y que guste a un filólogo”, un intento de acercar la poesía a los jóvenes y desmitificarla. En SMS equipara un libro a un móvil, porque ambos comunican. “Un sms es la concisión: decir lo máximo en lo mínimo, igual que un poema”.

 

Su autor, muy humilde, deja adivinar que el libro tuvo éxito; de hecho, el poeta Ángel Erro lo está traduciendo a euskera. Él no tiene prisa. Por ahora ha decidido darse un respiro, ver qué ha hecho hasta ahora con perspectiva y, con calma, seguir escribiendo poemas que esconde en un cajón sin ni siquiera releerlos de momento. Después les quitará todas las letras que sobren para dejarlos en la cantidad más pequeña posible de palabras con el mayor significado posible, cm en 1 sms.

 

Sus libros:

  • Inventario de panes y peces: Ediciones Fecit, 2003

  • SMS: Editorial Calambur, 2007. Premio de Géneros Literarios, Encuentros de Jóvenes Artistas, 2005 (Gobierno de Navarra)

  • Poema York: Gobierno de Navarra, 2007. Premio a la Creación Literaria, 2006 (Gobierno de Navarra)

 

 

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